Este particular efecto es el resultado de la idea de combinar los residuos de producción de dos importantes cadenas de suministro Made In Italy, el mármol y el vino. El proceso de fabricación implica un periodo de afinado del radiador en barricas, inmerso en los residuos de la elaboración del vino tinto recogidos en las distintas bodegas de la zona. Tras una paciente fase de secado, la superficie adquiere un esmalte rojo vino que, una vez encendido, desprende una fragancia única, una mezcla de olor a mosto y a pan recién horneado que nos reconcilia con la naturaleza y con nuestros recuerdos.